No es de extrañar que los consumidores estén gravitando hacia organizaciones que no solo se comprometen, sino que pongan en práctica ciertos valores críticos de sus marcas.

Están optando por apoyar y respaldar organizaciones que se alinean con sus prioridades y sistemas de creencias. Mirando más allá de la compra o transacción, las personas están cada vez más preparadas y dispuestas a abandonar las marcas que no respaldan sus valores y expectativas a la hora de tomar decisiones de compra.

Accenture publicó recientemente su investigación anual de consumidores en el informe “Life Reimagined”, que examina específicamente cinco áreas distintas más allá del precio y la calidad que están impulsando cada vez más las decisiones de los consumidores.

Estas áreas son salud y seguridad, servicio y cuidado personal, facilidad y conveniencia, origen del producto y confianza y reputación. Los resultados hablan por sí mismos: la mitad (50%) de los encuestados están saliendo de la pandemia habiendo reinventado sus comportamientos y valores como consumidores.

De estos “consumidores reinventados”, los Millennials y la Generación Z han demostrado ser los consumidores más conscientes social y ambientalmente de todos los tiempos. Esta marea cambiante está cada vez más respaldada por reguladores, responsables políticos, inversores y partes interesadas, lo que indica que estas tendencias llegaron para quedarse y se espera que las empresas reduzcan su impacto social y ambiental.

Es más, estos nuevos consumidores están analizando los productos y las empresas en su totalidad: de qué están hechos los productos, cómo se producen y cómo se envían. Tres cuartas partes (76%) de los encuestados de Accenture dicen que se sienten atraídos por las marcas que obtienen servicios y materiales de manera muy ética.

Si bien las expectativas éticas del consumidor aumentan, también lo hacen sus expectativas de facilidad y conveniencia. Accenture descubrió que el 50% de los consumidores reinventados están decepcionados por el hecho de que muchas empresas no brinden suficiente apoyo y comprensión de sus necesidades durante tiempos difíciles.

Para muchos, estas necesidades se basan en la forma en que reciben sus productos y el cronograma de entrega, por lo que requieren que las empresas reconsideren sus cadenas de suministro y contengan responsabilidad social.